sábado, 4 de octubre de 2014

VERBO

Y entonces le dije a Dios: Madre-Padre, por qué no me concedes esto que te pido. Y ella-él me contestó: Miguel, hijo mío, no hay nada que yo pueda hacer, pero todo es posible. En el no tiempo y no espacio, cuando creé lo que tú llamas Universo, dispuse que yo no volvería a intervenir directamente en él hasta el fin de los tiempos, pero que todo en este Cosmos, desde el giro imponente de las espirales galácticas, hasta el infinitesimal salto de órbita de la más humilde de las partículas subatómicas, todo, estaría regido por mis ejércitos celestiales. Que a éstos los llames ángeles o los describas como ecuaciones y leyes físicas, me es indiferente, poesía o prosa, siempre es mi verbo, que está impreso en todo, incluyéndote a ti mismo. Aprende a escucharlo y todo te será concedido, pues siendo que tanto vosotros, como todos mis otros amados hijos, no sois sino yo mismo que se expresa en criatura encarnada, os he dado la mente y el corazón para que el Creador se conozca a sí mismo desde el lado de lo creado. Ése es tu cometido en tus vidas, y la piedra angular que cierra el círculo sagrado.

Buenas noches.


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