domingo, 19 de febrero de 2012

Caos

De la confusión y el caos del Universo nació el bello mundo que habitamos.
De la confusión y el caos que habita mi mundo interior ha de nacer algo que se abra al Universo.

domingo, 5 de febrero de 2012

Felicidad y riesgo o el Universo se abre para acoger a los valientes

A veces nos liamos en la red mental de los pensamientos pesados y frecuentemente negativos. En esas ocasiones a mí me ayuda mucho dejarme de historias y tirarme por un barranco.
Sí, me estoy refiriendo a esquiar como un poseso por una roja o una negra, o a bajar con la bici de montaña una senda terrible, por el fondo de una rambla, llena de dificultades, de piedras, de zanjas, de árboles caídos, acogido por una Naturaleza salvaje y caótica, a un ritmo límite, sabiendo que me la juego en cada trazada, que tengo que navegar en la cresta de la ola, en la frontera entre el subidón de adrenalina y el accidente que puede devenir en una lesión de gravedad desconocida.
Balancear entre riesgo y disfrute, te la juegas por la felicidad, así es la vida, y mientras tanto PRESENCIA ABSOLUTA, no existen los problemas, no hay dudas, sólo camino abierto ante tí, y el Universo que se abre para acoger a los valientes.

Felicidad e independencia emocional


En mucha literatura de "crecimiento personal" leo aquello de que no hay que depender de los demás, que la felicidad está en nosotros mismos, que primero hay que construirse a uno mismo y luego buscar fuera si queremos establecer relaciones personales fructíferas, etc.
Creo que la felicidad no es un concepto unidimensional, hay muchas cosas en la vida que nos proporcionan momentos felices. Pretender que toda felicidad parte de nosotros es, con todos los respetos, completamente ridículo. Es como pensar que podemos especializarnos en todas las artes y saberes y autosuministrarnos, fabricándolo por nosotros mismos, todo lo que necesitamos, sin excepción, ya sea un vestido, el alimento de cada día, la música, o las matemáticas euclidianas (que ya no serían de Euclides sino de fulanito de tal -yo mismo-).
Lo que sí es cierto es que lo que hace que un momento u otro sea feliz es mi percepción de esas cosas que me crecen dentro y que me llegan de fuera. Eso sí que es completamente mío, la lente con la que veo, el discernimiento con el que aprecio, el corazón con que amo, pero no la corriente enorme que entra y sale de mí en cada momento y que me une al universo.
Personalmente no me considero una garrapata emocional, tal vez me iría más por el lado del padre protector, aunque sé que necesito mucho del alimento emocional que los otros me dan, pero a nadie le exijo que me dé, y DOY TODO LO QUE PUEDO, aunque a veces me digan que dé menos y mire más hacia mi ombligo. Pero no me parece mal depender de los demás, o es que va a ser que dependemos del aire, del agua, de los alimentos, de la luz del sol, pero no queremos depender lo más mínimo para el alimento emocional. Ésta creo que es una de las ideas que más daño está haciendo a las relaciones entre gentes de cierto nivel evolutivo: NO DEPENDER DE NADIE NI DE NADA EN LO EMOCIONAL, EN LO ESPIRITUAL. 

Creo sinceramente que si queremos felicidad no tenemos otra opción que depender, haciéndonos INDEPENDIENTES a ultranza nos hacemos PSICÓPATAS. Interdepender es de las cosas más bellas que existen, cuando la dependencia es múltiple, interrelacional, mutua, consentida. Esa es la red de vida que nos calienta el corazón, que nos da alegría, que nos hace humanos. Y sí, es un riesgo, no te jode, claro que lo es, te abro mi corazón y tú me lo puedes patear si quieres, o abrirme el tuyo, pero qué hay bueno en esta vida que no se alcance a base de riesgo.
En fin, que creo que hay que complicarse menos y AMAR la VIDA, ser positivos, buscar la ALEGRÍA, la hermosa belleza de LO SIMPLE, la PAZ, el ENCANTO DE LO CREADO.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Disco

Ha empezado el juego, la noche divaga en espirales lentas mientras la inocencia de los danzantes se pierde traicionada por una música sinuosa. Miradas de cazadores ávidos se cruzan sobre esta sabana de luces eléctricas y fieras de tacones infinitos. Hay tribus que festejan la llegada del mal que orquesta desde su cubil cristalino tormentas de metal sonoro, como si fuera un profeta antiguo azotando con voz cavernosa desde su elevado púlpito a unos fieles atemorizados pero que festejan con movimientos lúbricos ese maná o metralla acústica que les llueve encima.