miércoles, 24 de septiembre de 2014

LA TIERRA ES MUJER

(o por qué, sin integrar Yan y Yin dentro de cada ser no hay amor posible entre hombres y mujeres)

 Este largo texto lo dedico en principio a las mujeres y hombres que están en el camino del crecimiento personal, aunque lamentablemente los destinatarios naturales serían l@s otr@s, los que todavía duermen. Sé que alguno se va a mosquear por el contenido, pero bueno, que se lo mire. Un abrazo enorme, herman@s, y disculpad por la extensión, es que tratar un tema tan importante en dos palabras me parece un desprecio a esa trascendencia. Espero que alguien quiera leérselo.

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 El otro día iba escuchando con unas amigas un audio libro que se llama algo así como “Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus”. No sé si lo conocéis, parece que tiene bastante seguidores por esos mundos de Dios. Alguna de ellas decía que “cuántos problemas se habrían evitado en sus relaciones con los hombres si hubiesen leído/oído el libro antes”. Creo que es posible que el libro refleje una situación habitual en el mundo “real”, la del hombre patriarcal, elemento de acción, altivo y no-emocional, que llega incluso a la agresividad, que es incapaz de integrar su parte Yin (sensible sería para él la palabra prohibida), y la de la mujer sumisa y dulce, que prefiere enredarse en chácharas inocuas a actuar, no-asertiva, y que desconoce totalmente que dentro de ella misma hay una poderosa parte Yan que está ahí esperando para ser integrada por su propietaria. Mis amigas decían que sí, que la mayoría de sus ex-parejas respondían a la perfección a la tipología del oso orgulloso que cuando se siente triste o tiene problemas se refugia en su cueva (o en el bar más próximo), que no sabe escuchar a las mujeres sin proponer una solución inmediata y escandalizarse de que no se lleve a la práctica ya, que necesita que su confianza (“autoridad” leo yo) no sea nunca menoscabada por el elemento femenino, que es incapaz de emocionarse (los hombres no lloran) o al menos de exponer sus emociones, etc. Yo les pregunté que cuándo se había escrito aquello, que parecía un manual de la familia típica americana de comienzos de los sesenta. Pero no, resulta que es del año 2000.
 Pues bien, es cierto que hay muchos hombres que adoptan una actitud similar a la que se recoge en el libro, pero a mi juicio también lo es que dicha actitud no es en modo alguno ideal y que a ellos les hace perderse una parte de la vida muy especial (creo de corazón que la más valiosa), que es la parte de las emociones tiernas, de las relaciones de corazón, de la empatía, el cariño, la dulzura, la fecundidad y los ciclos naturales. Parece un poco traición que lo diga yo, que soy hombre, pero no, es constatar una realidad. En mi historia personal aparecen una madre y una hermana, dos hijas, una ex-mujer madre de éstas, una maravillosa ex-compañera de largo recorrido, varias ex de relaciones más cortas y muchas amigas con alguna de las cuales mantengo preciosas relaciones de amistad muy profunda y sincera. A casi todas las veo como unas magníficas guerreras del amor y la emoción. También disfruto de la compañía de muy buenos amigos. Unos pocos de ellos son camaradas de media vida. Compartimos mucho, pero normalmente es del corazón para afuera, pues casi sólo con alguno de los que están en el camino del crecimiento personal he podido traspasar la barrera invisible que en el campo emocional nos separa a los machos. A la mayoría de estos últimos, los del camino, desde luego no los incluyo en la categoría de los que no tienen integrada su parte Yin, pero a muchos de todos los demás, incluso aquellos más educados y cultos, que en principio no aparentan en absoluto tener ninguna vis machista, es a los que veo (es mi opinión) que se pierden de la misa la mitad, o más, por esa aversión atávica que tienen a mostrar su sensibilidad y su vulnerabilidad. Y me llega a alucinar cuanto de misoginia puede haber en las conversaciones "privadas" entre hombres. He de confesar que para ellos yo también soy de esta categoría, porque cuando estoy entre este tipo de personas me comporto exactamente igual, es decir como un Yan-Yan duro y un poco misógino. Es una decisión que tomé hace ya tiempo al ver lo que se divertían (y lo poco que entendían) cuando les compartía algo del tipo Yan-Yin.

 Dice Stephen Vizinczey en su hermoso libro “En brazos de la mujer madura” (lo de madura hay que entenderlo desde el punto de vista del protagonista adolescente) que las mujeres querrán a los hombres lo mismo que los hombres quieran a las mujeres, y que bendita sea la generosidad en el querer.  No obstante, lamentablemente el problema entre esos hombres no-sensibles y esas mujeres no-asertivas es que están en mundos diferentes (no ves, eso ya lo dice el libro de Marte y Venus), pero por mucho que hagan nunca se van a poner de acuerdo, ni a amar de verdad. Por mucho que se toleren, que transijan, que entiendan cómo va el otro sexo, que digan que se quieren, MIENTRAS NO INTEGREN SU OTRA PARTE NO HAY NADA QUE HACER EN EL AMOR VERDADERO. Esto para mí no es una teoría, ni lo he sacado de lecturas o audiolibros, o consultas de la Web, sino que lo voy experimentando en mi vida personal y viendo a otras personas cercanas que asimismo van poco a poco poniéndolo en práctica (o que no pueden amarse porque no se deciden a integrar su otra parte).
 Los hombres Yan-Yan no pueden amar de verdad a las mujeres, y de ellas, cuando hablan con otros hombres, dicen que son seres caóticos, rayanos en la locura, a los que no se puede dejar decidir nada razonablemente, en los que no se puede confiar porque ni ellas mismas se entienden, que sirven poco más que para decorar (o mantener) el hogar, o calentar la cama, o criar, o echar un polvo y a otra cosa. Y no estoy hablando de relaciones esporádicas, sino de todo tipo de parejas, incluyendo las de toda la vida. Es evidente que luego, en las relaciones del día a día con su pareja, estos mismos hombres pueden actuar como ovejitas amables, o incluso como niños (esto es muy habitual y es una amarga queja de muchas mujeres que quieren compartir su vida con compañeros maduros no con eternos adolescentes) pero lo harán porque desgraciadamente para ellos en el campo de las emociones están más pez que un chimpancé en álgebra de Boole.
 Para las mujeres Yin-Yin los hombres son medio idiotas, incapaces de hacer dos cosas a la vez, unos degenerados, unos sinvergüenzas sin palabra en los que no se puede confiar, que sólo las buscan para el sexo, sin un dedo de profundidad emocional, incapaces de comprenderlas, ni de seguirlas ni un paso en el mundo de su complejidad emocional. También en el día a día estas mujeres idolatrarán, al menos al comienzo de una relación, a éste o aquel hombre, del que les gustará especialmente que las hace reír, o que está muy bueno o es muy guapo. Claro que la gracia y el tipo son dos características que estos compañeros suelen perder cierto tiempo después de entablar una relación un poco seria, tiempo más corto cuanto menos profunda es la relación, y la relación entre un hombre y una mujer sólo será profunda si la parte Yin de él puede contactar con ella y si la parte Yan de ella se enlaza con él (el viceversa lo doy x hecho).

 Por problemas culturales y educativos (homofobia masculina principalmente), es mucho más habitual el hombre Yan-Yan que la mujer Yin-Yin. De hecho, en el mundo actual las mujeres estáis integrando a marchas forzadas vuestro aspecto Yan, porque la vida os lo exige así (o parece hacerlo) si queréis desenvolveros con normalidad en esferas tan normales como la educativa o la profesional. Pero los hombres mientras tanto no nos enteramos mucho, limitándonos al deporte (normalmente verlo más que practicarlo), comer, sexo, competir con otros hombres y a “déjame tranquilo”. Personalmente siento que, como género, los hombres estamos perdiendo la incruenta lucha de la completitud Yan-Yin y que las mujeres nos estáis ya mismo ganando por tremenda goleada. Las mujeres sois seres complejos sí, pero por ellos ricos, profundos, fértiles, y cada vez más sabios. Nosotros en general seguimos en el mismo sitio, simples, lineales, con profundidad de un dedito, o dos en casos especiales. Esto, que quizás a algunos les parezca una exageración, se constata fácilmente dándose una vuelta por cualquiera de los innumerables talleres de crecimiento personal que están por ahí disponibles para todos (yoga, meditación, biodanza, bioenergética, reiki, tantra, psicología positiva …)  y comprobando la relación numérica mujer/hombre. Yo la tengo calculada, grosso modo, y viene a ser de entre 3 a 6 mujeres por cada hombre. Ahora vete a un evento deportivo, o a una sala de musculación y calcula. 


 Termino aludiendo ya directamente a mi experiencia personal con las mujeres más cercanas a mi vida. He de decir que me siento profundamente agradecido de todo lo que estoy compartiendo y aprendiendo de vosotras, de vuestra sabiduría ancestral de hembra, de vuestra madurez de dadoras de vida, de vuestros hermosísimos aspectos cíclicos, manifestación perfecta del ritmo de la vida en los diferentes planos de los que como seres humanos estamos compuestos, aspectos éstos que habitualmente confunden a los hombres que no entienden de ciclos ni lunas, agradecido de ser testigo de vuestra complicada lucha por el reconocimiento de la valía de vuestra parte Yin y del equilibrio con el componente Yan que os habita, de la batalla que mantenéis con el sentimiento de culpa, particularmente en temas relacionados con el sexo, culpa que siglos de dominación patriarcal ha terminado inyectando en todas vuestras células, de vuestra capacidad de daros, de amar, de ser fértiles y profundas, de aguantar el tipo en situaciones durísimas, de vuestro interés por crecer, por ser mejores, más completas y ricas en los aspectos que de verdad importan en la vida, que son los que no tienen precio pero sí un inmenso valor.
 Y a vosotros hermanos de género, no a todos por supuesto, pero sí a una mayoría considerable, a ver si nos vamos enterando del hermoso e importantísimo papel que un hombre completo está llamado a desempeñar en esta existencia, si nos espabilamos y aprendemos de la riqueza de nuestras hermanitas, y de paso comenzamos a amarlas de verdad, porque nos estamos perdiendo un mundo por seguir ahí dale que dale en el “yo no soy sensible que eso es de gays (lo traigo aquí con todo el respeto y cariño para ellos)”, que aunque no lo digamos, lo pensamos, bien que lo pensamos.

 Por todo ello, sinceramente de corazón creo que, hoy por hoy, más que nunca, aunque siempre haya sido así, LA TIERRA ES MUJER.

 Un abrazo inmenso, hermanas y hermanos.

lunes, 15 de septiembre de 2014

GRACIAS HERMAN@S DE BIODANZA

Hermanas y hermanos de la tercera promoción de facilitadores de biodanza de la escuela de Biodanza Al-ándalus, hoy no me he decidido a comentarlo en la ronda de cierre de este módulo de formación que hemos compartido en Torremolinos, pero quería deciros que ha sido un hermoso regalo del Universo lo que yo he recibido a través de vosotros, de Fernando, y de nuestro capitán Tuco Nogales. Al igual que le ocurría a alguno de nosotros en otros módulos, el de cierre del curso pasado tuvo para mí unas connotaciones oscuras y tristes. Me sentí (mi niño interior se sintió), rechazado y perdido en un entorno, el de un módulo de "Contacto y caricia", que yo viví como si para mí hubiera sido algo así como "Maltrato y alejamiento". He de decir que vosotros tuvisteis poco que ver con ello, que fui yo el que llevó a cabo mi juicio y mi condena, que confundido por unos acontecimientos "fortuitos" que después he entendido que fueron puestos ahí para mi aprendizaje, me dejé llevar por el desaliento y la recuperación desbordada de mis sensaciones infantiles de marginación y aislamiento, viviendo un fin de semana tan oscuro y amargo que me llevó inicialmente incluso a considerar la posibilidad de abandonar la formación. Luego, en compañía de mis hermanitos murcianos, y con el apoyo de Tuco Nogales, entró en mi corazón la certeza de que aquello había sido una preciosa oportunidad de trabajar alguno de mis miedos más profundamente escondidos y esquivos, el del niño que vivió su infancia eludiendo en lo posible la presencia de otros grupos de niños, grupos de los que casi siempre recibía, o sentía recibir, sólo agresión y rechazo. Y así he intentando hacerlo, reflexionando, trayendo a mi mundo emocional muchos de aquellos momentos duros, e intentando liberar y sanar a mi niño interior de esa pesada carga de culpa y dolor.

No sabía si a lo largo de este verano habría conseguido integrar esa enseñanza en mi ser, pero este finde creo que ha sido otro punto de inflexión en mi experiencia vital, y de nuevo de la mano de esa magnífica herramienta de crecimiento personal que es Biodanza, y a la que nunca terminaré de expresar mi enorme agradecimiento por cómo me está ayudando a trabajar en mi camino de superación y crecimiento. Y no es solamente que no me haya sentido rechazado, es que me he sentido maravillosamente integrado, plenamente querido, respetado, aceptado, tanto en grupo, como en las relaciones personales. Sé que en parte se debe a mi propia actitud, que somos emisoras de energía vital y que cuando emitimos luz sólo luz podemos recibir. Pero os debo una hermanos, y muy grande, porque vuestra sensibilidad, cariño y belleza son inmensos. Gracias Tuco y Fernando, gracias Esther, gracias Maria del Valle, gracias Mara Devi, gracias Otilia Hernandez Rodriguez, gracias Ernesto Campos, gracias Angélica Tirado San Martín, gracias Mari Carmen Diris, gracias Sara Usero, gracias hermanitos de Murcia, Jesus Carrion Huertas, Raquel Gambin, Nieves Martín, Caty Buades Rubio, gracias Linda Villalba, gracias Pacos, Francisco J Muñoz Gonzalez y Francisco Pérez García, gracias Isa, gracias Jésu Rb, Toñi Palomo Bautista, Linda, Nora Senes, Rosana Domingues, Giselle Rocha, Miguel Garcia Crespo, Juan Miguel de la Fuente, Esperanza, Teresa. Laura Mayorga, Yolanda, Raquel, Andrés, Mari Perez, Ana Sanz, Rosa, Salvador Barco Martinez, Sara Perez, Dorica Linares Saez, Eva Aguado, Carmen Yorno, y a los que no estuvísteis allí esta vez en el plano físico, pero sí en espíritu y emoción, Rafael Nogales Herrera, Raquel Conesa, Pepe Tudela, gracias a todas y a todos, porque desde mi corazón, y en vuestra compañía, me he sentido completamente en familia, en una gran familia simpática, amorosa, alegre y bulliciosa, que ha funcionado a las mil maravillas, disfrutando, danzando, riendo, amando...
Os quiero con toda mi alma.
Y una cosita más, me encanta estar con vosotr@s, pero estoy deseando volver de nuevo a mi día a día. Y me comprometo a hacer lo que esté en mi mano para llevar este espíritu de luz y amor a mi vida diaria. Creo que ése es uno de los más bellos propósitos que se pueden tener en esta existencia.
PD. Y si me he olvidado de alguien, espero que pueda perdonarme. Es una familia muy grande.

martes, 9 de septiembre de 2014

UNA FORMA DE EXPLICAR POR QUÉ CONFÍO EN EL TODO (A VUELTAS CON LA FE)

Sé que resulta un esfuerzo leer algo tan largo, que seguramente es muchísimo más divertido irse a una página con chistes y vídeos graciosos, y además no pretendo convencer a nadie de la validez de mis argumentos, pero quería explicar cómo creo que es posible llegar a la Fe también desde la razón. Desde luego, desde la intuición y el corazón la Fe en el Todo es simplemente una consecuencia directa, pero eso no tiene explicación, ahí sobran la mente y las palabras. Así que lo voy a coger por el otro lado.
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Estoy sentado en un jardín de mi pueblo. La brisa mueve las hojas de los árboles. Las de un magnolio, verde oscuro, brillan con el sol con algo de iridiscencia, un amarillo por aquí, un reflejo azulado por allá van componiendo un efecto que me parece muy singular. Un pájaro canta en algún sitio del interior del árbol. Más cerca de mí hay un par de moreras, cuyas hojas también brillan, y algunas se están tiñendo ya de ocre. De repente, ante una ráfaga algo más fuerte, varias hojas salen volando. Una de ellas después de revolotear por aquí y por allá termina aterrizando tranquilamente sobre mi muslo derecho.
Hasta aquí nada nuevo. Todo muy normal. Pero, reflexionemos un poco: la brisa sopla. Je je, sencillo. No, alto, no es tan sencillo, la brisa se produce por diferencias de presión barométrica, que a su vez están generadas por la variación de temperaturas a causa de la mayor o menor radiación solar, radiación que llega desde unos ciento cincuenta millones de kilómetros, atravesando primero un cuasi-vacío y luego entrando en nuestra maravillosa atmósfera. Y todo ello, brisa, presión, radiación solar, funciona siguiendo una serie muy estricta de ecuaciones físicas, donde nada, repito, nada, sobra ni falta. El aire es un ejemplo típico de fluido newtoniano, con su ecuación constitutiva. La brisa no sopla tontamente, así como así, sino que responde a un conjunto de ecuaciones que regulan la dinámica de fluidos. Cuando la brisa choca contra una hoja de un árbol produce un movimiento en la hoja a la par que una cierta turbulencia, que hace que la propia brisa cambie chocando contra la siguiente hoja de manera diferente a como lo hizo sobre la primera. La hoja tampoco se mueve como le da la gana, sino que dicho movimiento se produce a consecuencia de una serie de fuerzas de acción y reacción provocadas por un lado por el flujo de la brisa y por otro por el peciolo de la hoja (la parte que une la hoja a la rama), la forma y consistencia de la hoja, las nervaduras, las partes planas... Además, como resulta que es un árbol caducifolio, con el final del verano se está produciendo un deterioro molecular, regulado por un preciso reloj biológico, que se traduce en que la hoja se reseca, su piel se agrieta y cambia de color, disminuye su resistencia estructural, particularmente en la zona donde el peciolo se adhiere a la ramita, hasta que el peciolo se quiebra y la hoja cae, y cae, y cae.
Y TODO, ABSOLUTAMENTE TODO ESTO, ESTÁ FANTÁSTICAMENTE REGULADO POR ECUACIONES PRECISAS. Algunas ya conocidas, otras muchas todavía formando parte de lo que se nos escapa.
Bien, así que para la pequeña historia de la hoja que primero brilla, luego rompe su peciolo y comienza un vuelo caprichoso que finalmente acaba en mi muslo, he intentando hacer un resumen rapidito de los fenómenos físicos y biológicos que se han producido. ¿Me ha salido un rollo verdad? ¿Pues si intentara determinar con precisión todas las leyes, ecuaciones y demás, implicadas, desde que los fotones salieron del padre Sol, hasta que siguiendo un conjunto complicadísimo de ecuaciones aerodinámicas, la hoja se posó en mi muslo, cuánto me podría ocupar? Supongamos que mi conocimiento de la física y la biología fuera perfecto. Seguramente llenaría tomos y tomos de sesudas explicaciones sobre la enorme inteligencia que se esconde detrás de la simple caída de una hoja. Entonces Dios mío, si eso es así, qué magnitud inmensa de inteligencia es la que regula lo que está pasando continuamente en mi pueblo, en mi provincia, en mi país, en mi continente, en mi mundo, en mi galaxia, en mi Universo. ¿QUÉ INCONMENSURABLE PODER ES CAPAZ DE ATENDER NANOSEGUNDO A NANOSEGUNDO, SIN DESFALLECER, SIN ERRAR, SIN QUEDARSE “COLGADO”, LOS INNUMERABLES ACONTECIMIENTOS FÍSICOS QUE SE PRODUCEN EN NUESTRO UNIVERSO, QUE ADEMÁS ESTÁN TODOS ENGARZADOS EN UNA SECUENCIA PERFECTA DE CAUSA-EFECTO FORMANDO UN INCREÍBLE E INFINITO PUZZLE PERFECTAMENTE AJUSTADO?


¿Y yo soy el que le voy a decir a ese poder cómo tiene que actuar? ¿Si no soy capaz de entender ni un uno por ciento de lo que hay detrás de una simple hoja cayendo desde un árbol? ¿Me creo capaz de saber perfectamente, por ejemplo, qué es lo que más me conviene? ¿Qué es lo mejor aquí y ahora para mí? Mañana, cuando me despierte voy a pedir que me ocurra esto, o que consiga aquello o lo de más allá, que me toque la lotería, encontrar una pareja preciosa, inteligente, empática, dulce, que me ame locamente, ser famoso, alcanzar la sabiduría perfecta ...
Sinceramente, creo que pedir está muy bien, pero también creo que hay que estar muy conectado para que pidiendo cosas concretas demos en la diana. Por eso tengo fe, confianza ciega, en que pase lo que pase, Dios, el Divino, el Universo, el Todo, me van a traer lo mejor, para mí, para ti, para el conjunto de todos los seres. Aunque ése “lo mejor” no coincida con nuestra idea de “lo bueno”, porque ese pedazo de INTELIGENCIA ese LOGOS monumental, me conoce infinitamente más de lo que yo mismo me conozco. ASÍ QUE MIENTRAS ME VOY CONOCIENDO Y CONECTANDO PEDIRÉ, DIOS MÍO, QUE SE HAGA TU VOLUNTAD, Y NO LA MÍA. Supongo que conforme me vaya conectando con mi Ser, ahí donde Tú mismo resides, conseguiré que tu voluntad vaya siendo poco a poco la mía. Y creo firmemente que ahí, en esa coincidencia, en ese auténtico conocimiento, está nuestra verdadera realización como seres iluminados.
Por todo esto que explico antes, me parece muy razonable tener FE, o confianza plena, o llámalo X.