lunes, 15 de septiembre de 2014

GRACIAS HERMAN@S DE BIODANZA

Hermanas y hermanos de la tercera promoción de facilitadores de biodanza de la escuela de Biodanza Al-ándalus, hoy no me he decidido a comentarlo en la ronda de cierre de este módulo de formación que hemos compartido en Torremolinos, pero quería deciros que ha sido un hermoso regalo del Universo lo que yo he recibido a través de vosotros, de Fernando, y de nuestro capitán Tuco Nogales. Al igual que le ocurría a alguno de nosotros en otros módulos, el de cierre del curso pasado tuvo para mí unas connotaciones oscuras y tristes. Me sentí (mi niño interior se sintió), rechazado y perdido en un entorno, el de un módulo de "Contacto y caricia", que yo viví como si para mí hubiera sido algo así como "Maltrato y alejamiento". He de decir que vosotros tuvisteis poco que ver con ello, que fui yo el que llevó a cabo mi juicio y mi condena, que confundido por unos acontecimientos "fortuitos" que después he entendido que fueron puestos ahí para mi aprendizaje, me dejé llevar por el desaliento y la recuperación desbordada de mis sensaciones infantiles de marginación y aislamiento, viviendo un fin de semana tan oscuro y amargo que me llevó inicialmente incluso a considerar la posibilidad de abandonar la formación. Luego, en compañía de mis hermanitos murcianos, y con el apoyo de Tuco Nogales, entró en mi corazón la certeza de que aquello había sido una preciosa oportunidad de trabajar alguno de mis miedos más profundamente escondidos y esquivos, el del niño que vivió su infancia eludiendo en lo posible la presencia de otros grupos de niños, grupos de los que casi siempre recibía, o sentía recibir, sólo agresión y rechazo. Y así he intentando hacerlo, reflexionando, trayendo a mi mundo emocional muchos de aquellos momentos duros, e intentando liberar y sanar a mi niño interior de esa pesada carga de culpa y dolor.

No sabía si a lo largo de este verano habría conseguido integrar esa enseñanza en mi ser, pero este finde creo que ha sido otro punto de inflexión en mi experiencia vital, y de nuevo de la mano de esa magnífica herramienta de crecimiento personal que es Biodanza, y a la que nunca terminaré de expresar mi enorme agradecimiento por cómo me está ayudando a trabajar en mi camino de superación y crecimiento. Y no es solamente que no me haya sentido rechazado, es que me he sentido maravillosamente integrado, plenamente querido, respetado, aceptado, tanto en grupo, como en las relaciones personales. Sé que en parte se debe a mi propia actitud, que somos emisoras de energía vital y que cuando emitimos luz sólo luz podemos recibir. Pero os debo una hermanos, y muy grande, porque vuestra sensibilidad, cariño y belleza son inmensos. Gracias Tuco y Fernando, gracias Esther, gracias Maria del Valle, gracias Mara Devi, gracias Otilia Hernandez Rodriguez, gracias Ernesto Campos, gracias Angélica Tirado San Martín, gracias Mari Carmen Diris, gracias Sara Usero, gracias hermanitos de Murcia, Jesus Carrion Huertas, Raquel Gambin, Nieves Martín, Caty Buades Rubio, gracias Linda Villalba, gracias Pacos, Francisco J Muñoz Gonzalez y Francisco Pérez García, gracias Isa, gracias Jésu Rb, Toñi Palomo Bautista, Linda, Nora Senes, Rosana Domingues, Giselle Rocha, Miguel Garcia Crespo, Juan Miguel de la Fuente, Esperanza, Teresa. Laura Mayorga, Yolanda, Raquel, Andrés, Mari Perez, Ana Sanz, Rosa, Salvador Barco Martinez, Sara Perez, Dorica Linares Saez, Eva Aguado, Carmen Yorno, y a los que no estuvísteis allí esta vez en el plano físico, pero sí en espíritu y emoción, Rafael Nogales Herrera, Raquel Conesa, Pepe Tudela, gracias a todas y a todos, porque desde mi corazón, y en vuestra compañía, me he sentido completamente en familia, en una gran familia simpática, amorosa, alegre y bulliciosa, que ha funcionado a las mil maravillas, disfrutando, danzando, riendo, amando...
Os quiero con toda mi alma.
Y una cosita más, me encanta estar con vosotr@s, pero estoy deseando volver de nuevo a mi día a día. Y me comprometo a hacer lo que esté en mi mano para llevar este espíritu de luz y amor a mi vida diaria. Creo que ése es uno de los más bellos propósitos que se pueden tener en esta existencia.
PD. Y si me he olvidado de alguien, espero que pueda perdonarme. Es una familia muy grande.

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