martes, 9 de septiembre de 2014

UNA FORMA DE EXPLICAR POR QUÉ CONFÍO EN EL TODO (A VUELTAS CON LA FE)

Sé que resulta un esfuerzo leer algo tan largo, que seguramente es muchísimo más divertido irse a una página con chistes y vídeos graciosos, y además no pretendo convencer a nadie de la validez de mis argumentos, pero quería explicar cómo creo que es posible llegar a la Fe también desde la razón. Desde luego, desde la intuición y el corazón la Fe en el Todo es simplemente una consecuencia directa, pero eso no tiene explicación, ahí sobran la mente y las palabras. Así que lo voy a coger por el otro lado.
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Estoy sentado en un jardín de mi pueblo. La brisa mueve las hojas de los árboles. Las de un magnolio, verde oscuro, brillan con el sol con algo de iridiscencia, un amarillo por aquí, un reflejo azulado por allá van componiendo un efecto que me parece muy singular. Un pájaro canta en algún sitio del interior del árbol. Más cerca de mí hay un par de moreras, cuyas hojas también brillan, y algunas se están tiñendo ya de ocre. De repente, ante una ráfaga algo más fuerte, varias hojas salen volando. Una de ellas después de revolotear por aquí y por allá termina aterrizando tranquilamente sobre mi muslo derecho.
Hasta aquí nada nuevo. Todo muy normal. Pero, reflexionemos un poco: la brisa sopla. Je je, sencillo. No, alto, no es tan sencillo, la brisa se produce por diferencias de presión barométrica, que a su vez están generadas por la variación de temperaturas a causa de la mayor o menor radiación solar, radiación que llega desde unos ciento cincuenta millones de kilómetros, atravesando primero un cuasi-vacío y luego entrando en nuestra maravillosa atmósfera. Y todo ello, brisa, presión, radiación solar, funciona siguiendo una serie muy estricta de ecuaciones físicas, donde nada, repito, nada, sobra ni falta. El aire es un ejemplo típico de fluido newtoniano, con su ecuación constitutiva. La brisa no sopla tontamente, así como así, sino que responde a un conjunto de ecuaciones que regulan la dinámica de fluidos. Cuando la brisa choca contra una hoja de un árbol produce un movimiento en la hoja a la par que una cierta turbulencia, que hace que la propia brisa cambie chocando contra la siguiente hoja de manera diferente a como lo hizo sobre la primera. La hoja tampoco se mueve como le da la gana, sino que dicho movimiento se produce a consecuencia de una serie de fuerzas de acción y reacción provocadas por un lado por el flujo de la brisa y por otro por el peciolo de la hoja (la parte que une la hoja a la rama), la forma y consistencia de la hoja, las nervaduras, las partes planas... Además, como resulta que es un árbol caducifolio, con el final del verano se está produciendo un deterioro molecular, regulado por un preciso reloj biológico, que se traduce en que la hoja se reseca, su piel se agrieta y cambia de color, disminuye su resistencia estructural, particularmente en la zona donde el peciolo se adhiere a la ramita, hasta que el peciolo se quiebra y la hoja cae, y cae, y cae.
Y TODO, ABSOLUTAMENTE TODO ESTO, ESTÁ FANTÁSTICAMENTE REGULADO POR ECUACIONES PRECISAS. Algunas ya conocidas, otras muchas todavía formando parte de lo que se nos escapa.
Bien, así que para la pequeña historia de la hoja que primero brilla, luego rompe su peciolo y comienza un vuelo caprichoso que finalmente acaba en mi muslo, he intentando hacer un resumen rapidito de los fenómenos físicos y biológicos que se han producido. ¿Me ha salido un rollo verdad? ¿Pues si intentara determinar con precisión todas las leyes, ecuaciones y demás, implicadas, desde que los fotones salieron del padre Sol, hasta que siguiendo un conjunto complicadísimo de ecuaciones aerodinámicas, la hoja se posó en mi muslo, cuánto me podría ocupar? Supongamos que mi conocimiento de la física y la biología fuera perfecto. Seguramente llenaría tomos y tomos de sesudas explicaciones sobre la enorme inteligencia que se esconde detrás de la simple caída de una hoja. Entonces Dios mío, si eso es así, qué magnitud inmensa de inteligencia es la que regula lo que está pasando continuamente en mi pueblo, en mi provincia, en mi país, en mi continente, en mi mundo, en mi galaxia, en mi Universo. ¿QUÉ INCONMENSURABLE PODER ES CAPAZ DE ATENDER NANOSEGUNDO A NANOSEGUNDO, SIN DESFALLECER, SIN ERRAR, SIN QUEDARSE “COLGADO”, LOS INNUMERABLES ACONTECIMIENTOS FÍSICOS QUE SE PRODUCEN EN NUESTRO UNIVERSO, QUE ADEMÁS ESTÁN TODOS ENGARZADOS EN UNA SECUENCIA PERFECTA DE CAUSA-EFECTO FORMANDO UN INCREÍBLE E INFINITO PUZZLE PERFECTAMENTE AJUSTADO?


¿Y yo soy el que le voy a decir a ese poder cómo tiene que actuar? ¿Si no soy capaz de entender ni un uno por ciento de lo que hay detrás de una simple hoja cayendo desde un árbol? ¿Me creo capaz de saber perfectamente, por ejemplo, qué es lo que más me conviene? ¿Qué es lo mejor aquí y ahora para mí? Mañana, cuando me despierte voy a pedir que me ocurra esto, o que consiga aquello o lo de más allá, que me toque la lotería, encontrar una pareja preciosa, inteligente, empática, dulce, que me ame locamente, ser famoso, alcanzar la sabiduría perfecta ...
Sinceramente, creo que pedir está muy bien, pero también creo que hay que estar muy conectado para que pidiendo cosas concretas demos en la diana. Por eso tengo fe, confianza ciega, en que pase lo que pase, Dios, el Divino, el Universo, el Todo, me van a traer lo mejor, para mí, para ti, para el conjunto de todos los seres. Aunque ése “lo mejor” no coincida con nuestra idea de “lo bueno”, porque ese pedazo de INTELIGENCIA ese LOGOS monumental, me conoce infinitamente más de lo que yo mismo me conozco. ASÍ QUE MIENTRAS ME VOY CONOCIENDO Y CONECTANDO PEDIRÉ, DIOS MÍO, QUE SE HAGA TU VOLUNTAD, Y NO LA MÍA. Supongo que conforme me vaya conectando con mi Ser, ahí donde Tú mismo resides, conseguiré que tu voluntad vaya siendo poco a poco la mía. Y creo firmemente que ahí, en esa coincidencia, en ese auténtico conocimiento, está nuestra verdadera realización como seres iluminados.
Por todo esto que explico antes, me parece muy razonable tener FE, o confianza plena, o llámalo X.

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