miércoles, 1 de febrero de 2012

Disco

Ha empezado el juego, la noche divaga en espirales lentas mientras la inocencia de los danzantes se pierde traicionada por una música sinuosa. Miradas de cazadores ávidos se cruzan sobre esta sabana de luces eléctricas y fieras de tacones infinitos. Hay tribus que festejan la llegada del mal que orquesta desde su cubil cristalino tormentas de metal sonoro, como si fuera un profeta antiguo azotando con voz cavernosa desde su elevado púlpito a unos fieles atemorizados pero que festejan con movimientos lúbricos ese maná o metralla acústica que les llueve encima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario