miércoles, 9 de diciembre de 2015

ESTOY RARO

Aquí, en mi cueva, me doy cuenta de lo raro que se me hace a veces esta situación. Por la mañana habitualmente te levantas y, como la agenda te la hacen otros, te vas al trabajo, ves gente, comentas, sonríes o te pones serio, empatizas o no, pero te relacionas.
Ahora, desde lo del ojo, por la mañana me levanto y estoy aquí en el silencio, divagando un rato sobre qué hacer, no veo a nadie, no hablo, a veces tengo que vencer el impulso de quedarme en la cama, o de tirarme en el sofá con una manta encima todo el día.
Resulta una gran responsabilidad montarme yo mismo casi toda la agenda de actividades día tras día. Me doy cuenta de que el tiempo está en mis manos pero no doy con los resortes que me permitan gestionarlo satisfactoriamente. Supongo y espero ir aprendiendo, ya veremos.
Hay algo de culpa en mi actitud, culpa por estar "ocioso" mientras otros "producen" y el efecto colateral de esa culpa es que me siento un poco marginado. Es como si ya no estuviese en el pelotón de los "normales" como si mi camino se hubiese apartado del gran valle por donde corren todos los caminos habituales (y trillados) para internarse en las montañas, sin destino prefijado, trepando por paredes oscuras y colándose por estrechos barrancos, cerrándose sobre sí mismo o abriéndose a la vida como las alas de una mariposa caprichosa y alocada.
Las rutinas nos encadenan, pero también, al marcarnos pautas, nos descargan de prestar atención consciente a ciertas "obligaciones" para facilitar que nos ocupemos de otras cosas. Caminar por un camino ya abierto, o cruzar un transitado puente, puede resultarme menos atractivo, misterioso y retador que abrirme paso a machetazos por en medio de la selva, o nadar libre el océano, pero me permite avanzar a buen ritmo, atravesando lugares poco interesantes, o sorteando peligros que superen mi capacidad de respuesta, y llegar en poco tiempo a lugares, posiblemente mágicos, que, a golpe de machete o brazada tras brazada, tardaría media existencia en alcanzar.
Pero intuyo que hay otros lugares, seguramente los más mágicos de todos, a los que sólo llegan los que se apartan del valle central.
A ver cómo salgo yo de este lío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario